Este libro explora la articulación entre la ciencia, el poder y la identidad en la construcción del espacio nacional ecuatoriano. Muestra que la cartografía otorgaba prestigio científico al nuevo estado, al tiempo que configuraba el cuerpo de la nación y servía como guía para los proyectos de estatización y explotación económica del espacio. La cuestión del espacio era especialmente apremiante para Ecuador porque su territorio era incierto; ya que existía una breca entre el territorio que Ecuador reclamaba como propio y el que los estados vecinos reconocían.